Mientras en Estados Unidos se discute la legalización de la impresión de armas en 3D, en Colombia trabajan en el desarrollo de dos prótesis de brazos con esa tecnología para Ángel Gabriel, un niño peruano de ocho años, que nació con malformaciones congénitas. El reto para estos desarrolladores consistió en crear dos piezas, que se ajustaran a sus muñones, que están por encima del codo, y que respondieran a determinados estímulos enviados desde sus hombros. Así pues, lograron crear un brazo robótico y otro mecánico.
Fue entonces cuando la impresión en 3D se convirtió en una alternativa para ofrecer una propuesta más accesible a las que había en el mercado. Cada uno desde su área aportó para que sus prótesis funcionaran desde lo técnico hasta lo estético. Gracias a este trabajo mancomunado, han logrado distribuir 115 prótesis, con financiación de privados, tanto en el país como en el extranjero. Además su plus diferenciador no solo está en la impresión 3D, con material biodegradable, sino en el proceso que hay detrás de cada entrega.
¿Pero cómo terminaron cuatro colombianos desarrollando prótesis para un niño peruano? La historia la conocieron en un medio internacional. Desde entonces estos jóvenes enfocaron sus esfuerzos en Gabriel. “A este niño le vamos a entregar unas prótesis inspiradas en el superhéroe Iron Man. Una de ella es semieléctrica y funciona con electromiografia, detecta los impulsos y genera hasta cinco gestos en la mano mediante un dispositivo Bluetooth. Además, le adicionamos imanes en los dedos, para permitir un mejor agarre de objetos como cucharas y bolígrafos”, describió Yusef Muñoz, director de la corporación. Así pues, Gabriel recibirá oficialmente sus nuevos brazos.
Fragmento tomado de El Espectador – Articulo “Imprimir calidad de vida 3D”